Y me tocó madurar ántes, pero sorprendentemente parece ser que no he perdido toda mi inocencia. Me siguen haciendo feliz las pequeñas cosas, me sigo ilusionando al ver algo que me gusta, o al pasar algo que me resulta divertido o emocionante. Me gusta escalar, trepar, jugar, bailar… hacer el mono. Sigo siendo una niña a pesar de todo, pero a la vez no lo soy.
Sé que la vida es dura, que la gente es cruel. Que no hay ni buenos ni malos, todos adoptamos uno de esos papeles según el momento, el lugar y la persona con la que nos encontramos. No hay blanco ni negro, la vida no es fácil. Conozco el sufrimiento, sé que es pasarse semanas, meses…años mal. Sé lo que es sentir como si algo te corrompiese al estar tan mal, como si las cosas malas que te pasasen te corrompiesen y te hiciesen peor persona. Sé lo que es el odio, el odio más profundo que puedes sentir hacia una persona, hacia varias, hacia el mundo en general. Sé que es encerrarse en uno mismo por temor a la gente, porque este mundo no te ha traído más que penas hasta el momento, o para ser justos, las efectos de las tragedias ocurridas son más profundas que de las alegrías pasadas. Sé que es tener asco al mundo, a las personas, y algo muy importante. Sé que es tenerse asco a uno mismo. Sé que es sentirse solo, incomprendido, simplemente mal. No, ciertamente en este sentido no puedo considerarme inocente, pero tampoco puedo decir que no me queda mucho todavía por aprender.
Pero creo, sinceramente, que es gracias a todo lo vivido, todo lo sentido, todos los pensamientos que han surcado mi mente lo que me ha hecho valorar más las pequeñas cosas. Lo que me hace sonreír estúpidamente cuando me gusta algo como el sabor de un helado, que hago sol por la mañana, cosas que en general se consideran tan insignificantes pero para mí son fundamentales. Me hacen sonreír y sentirme satisfecha, alegre, en paz.
Esa paz que necesitaba desesperadamente tras todo este tiempo, aunque quizás tampoco sea paz lo que estoy experimentando. Alguien me dijo una vez que le pasaba lo mismo, pero que lo consideraba equilibrio. No sé si esa sería la mejor descripción pero se le acerca, dejemoslo ahí.
Simplemente soy feliz, o intento serlo cada día, en cada momento. Disfrutar de lo que tienes, poco a poco. Luchar por la vida que tienes. Si hay algo que te molesta, cámbialo. Si tienes un problema, resuélvelo, y si no puedes haz que sus efectos te sean menos dañinos y asúmelo y sigue viviendo, sigue buscando tu felicidad. No es que sea fácil, sé que no lo es, pero así es como es la vida, ¿no? Yo sigo teniendo problemas ¿quién no los tiene? Pero no voy a dejar que me paren, no voy a dejar que me impidan ser feliz. Si me caigo me levanto, ¿acaso se puede hacer otra cosa? Simplemente seguir adelante.
Lo único que espero es que no me pierda en mi camino, que tenga la fuerza necesaria para enfrentarlo y que disfrute el recorrido lo mejor que pueda. Mi meta es ser feliz! Wiiiiiii! Smileeeeeeee! xD
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