Porque aquí simplemente, y realmente, soy yo misma.

jueves, 29 de marzo de 2012

Bienvenida a mi mundo, chica brillante


Frío, y sentía frio en su cuerpo. No, sería más adecuado decir que el frío provenía de muy dentro, provenía de su alma al volver a verla. Un frío que hizo que tuviese que volver la vista hacia otro lado. ¿Por qué había vuelto? Había conseguido por fín olvidarla, o eso pensaba ántes de verla esta noche. De ver que no había cambiado, de ver lo brillante que era, que seguía siendo. Y sentir que estaba equivocado, que seguía teniéndola dentro, que seguía recordando aquello que tanto se había esforzado en apartar de su mente junto con todo recuerdo de ella.

Frío, frío es lo que sentía por dentro al verla y recordar lo que hizo, la persona en la que se convirtió por ella. Frío que se convirtió rápidamente en algo ardiente al volver a dirigir la vista a ella y ver que estaba sonriendo tranquilamente. Al ver que parecía feliz mientras charlaba con la gente que había a su alrededor. Y tan fuerte eran las emociones que le embarganban que tuvo que apoyarse en la pared, pero en ningún momento alejó esta vez la vista de ella. No quería perderse ninguno de sus movimientos mientras todo ese frio se convertía en una bola ardiente de odio que crecía a cada segundo en su interior. Ella era la causante de todo, ella tenía la culpa que él hubiese cambiado al monstruo que era ahora. Ella le había convertido en lo que era ahora. ¡Todo lo hizo por ella! ¿ Cómo puede ser feliz mientras él, ÉL, era lo que era ahora y estaba sumido en la más mísera oscuridad? ¿Cómo pudo olvidar tan pronto su promesa?

Pasaron algunos minutos de este tipo de pensamientos, de esta postura, esa expresión tan intensa que se mostraba en su cara hasta que se produjo un verdadero cambio en el chico que se encontraba en la pared. Sonrió.

Bien querida, me acabo de decidir. Yo sí te haré una promesa que cumpliré aunque sea lo último que haga. Te prometo que desde este momento no volverás a ser la misma. Me encargaré que dejes de brillar y te conviertas en alguien que está rodeado de oscuridad, en alguien como yo. Aunque no lo sepas te estoy dando la bienvenida. Bienvenida a mi mundo, despídete del tuyo querida. -Chin chin- Dijo mientras hacia el gesto típico y seguía dándole vueltas a la idea que se le acababa de ocurrir, y que le daba un nuevo fín a su vida, a su venganza. Porque él la odiaba profundamente.

Y mientras una sonrisa cruel se mostraba en su rostro se llevó la copa a los labios, mientras se separaba de la pared y se acercaba con paso decidido hacia un pequeño grupo de personas que había cerca de una mesa, sin apartar la vista en ningún momento de aquella que tan intensamente había estado observando desde hacía un tiempo desde la distancia.

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